- agosto 29, 2017
- MORROPON
LA TÍA AMALIA CARAMANTIN
(SEMBLANZA)
José Luis Carlin Ruiz
Los “churres” correteábamos con
ramas de cuncún, matando mariposas, uno que otro descuidado se subía corriendo
por la vereda casi tumbando la mesita en la que había plátanos, limones y otras
ricas frutas, una dulce viejecita los corría a gritos con su voz quebrada por
el tiempo, reclamando por qué matábamos esos inocentes animalitos…Por la tarde
venía uno de los “churres” trayendo una
“soña”, para vendérsela a la tía Amalia y es que a la tía Amalia le gustaba
tener pajaritos, muchos pajaritos, que alegraban la casa cuando se quedaba a
solas…Pero la Tía Amalia no solo criaba pajaritos y vendía fruta, hacía el
mejor dulce del pueblo y ella tenía su historia, la historia que aquí les voy a
contar: La tía AMALIA CARAMANTÍN HERNANDEZ nació y creció en Morropón en una
casita ubicada entre la calle Piura y el Jr. López, el 10 de agosto de 1907. A
los 16 años se había quedado huérfana de padre y se comprometió con José
Trinidad López Orejuela con quien tuvo 14 hijos pero irónicamente el destino se
llevó a 7, y digo irónicamente porque ella salvaba vidas, pero espérense, esto
recién empieza, mi bisabuela Manonga era partera, muy famosa, ágil y sabia ,
pero ella tenía que tener una ayudante y pues ahí estaba la tía Amalia, que
entre 25 y 30 años ya hacía de asistente de partera, y se aprendió todos los
secretos de patera, y pues como cualquier mortal la bisabuela Manonga se murió,
pero ya para eso la Tía Amalia se sabía todos los secretos y empezó su tarea,
que doctor ni doctor la Tía Amalia era experta en esas cosas, no había churre
que se encapriche y no quiera salir de la “barriga”, ella lo sacaba a como dé
lugar y salían vivitos y coleando, ¿cuáles eran sus trucos?, no pues, ahí sí
que no les puedo contar, eran sus trucos y nada más, además se necesita ser muy
valiente para hacer eso. Tanta fama cogió la Tía Amalia que se recorría todos
los caseríos y pueblitos de Morropón, hasta una Señora de la Sierra que la
trajo Juan Montenegro Prieto le salvó la vida, a la pobre Señora se le había
muerto el feto y ya tenía como tres días ahí adentro, pero la Tía Amalia no
conocía imposibles y sacó a la pobre criatura, la madre se salvó. No había
bisturí, ni nada de eso bastaban unas hierbas, aceite rosado y otras cosas para
su trabajo. Para esos tiempos ya había llegado a Morropón el Doctor Arámbulo y
las mujeres no querían nada con él, entonces al Doctor no le quedó otra que
hacerla sus asistente y la llamaba cuando habían partos difíciles; el Padre
Eduardo Chapman también acudía a ella y se la llevaba en la camioneta para
visitar a las mujeres de los caseríos para ayudarles a traer nuevos niños al
mundo, una vez le trajo a una señora que se le habían salido sus “partes”, ella
desinfectándose bien las manos la volvió a la normalidad, la pobre mujer dicen,
estaba medio trastornada y se había escapado del hospital, al poco tiempo
regresó buena y sana a darle las gracias a la Tía Amalia. Otra señora que
estaba internada en el Hospital de Piura, pidió que la traigan con la Tía
Amalia diciendo: “si muero, que sea en las manos de mi Comadre Amalia, y
tuvieron que traerla pues, y no murió, la Señora tiene como seis hijos y pues a
todos ellos los ayudó a nacer la Tía Amalia, no es que se exagerado pero la tía
Amalia ayudo a traer más de 1200 niños, a lo mejor usted que está leyendo, fue
uno de ellos, hubo una niña que ya casi se moría de asfixia, pues el cordón
umbilical se le había enredado al cuello , solo a la Tía Amalia se le habría
ocurrido coger un pollo por el pico y ponérselo en la boca, fue como si el
pollo le pasara su aliento a la pobre niña. Ah y ahí no queda todo, la tía
Amalia se encargaba de buscarle el nombre a la niña o niño y es más antes de
que nazcan ella ya sabía si sería varón o mujer y hasta te decía si era mujer
“machona” o no. “Va a ser bien machona esta muchacha…” decía con su voz
quebrada por el tiempo… ella era comadre de todo el mundo, tiene ahijados por
todos lados… ¿y el pago?, en ese tiempo no había tarifa, la gente pagaba a su
voluntad, o le daban a cambio ajos, cebollas, granos, menestras o lo que
tengan…La tía Amalia tenía 89 años cuando ayudó por última vez a traer a este
mundo a un niño…Seguro que usted está pensando que solo eso le gustaba hacer a
la tía Amalia, no pues usted está equivocado, aparte de componer lisiaduras y
torceduras, a la tía Amalia le encantaban las fiestas, en ese tiempo no había
mototaxis, pero eso no era problema, la Tía Amalia se escapaba con su comadre
María Jiménez, con el compadre Isaías Morante y Pedro Ruiz a jaranearse de lo
lindo, le gustaba bailar su marinera, como buena morropana también bailaba sus
tonderos su preferido era El Huaquero Viejo y no faltaban los sanjuanitos:
“aquí tengo real y medio, me lo voy a malgastar”…, la jarana era a lo grande
pero había mucho respeto y al regreso, ellos las acompañaban: “ya compadre
hasta aquí no más”…Una vez se escapó con su comadre María Jiménez, les gustaba
vestir una ropa “bien colorida” y el bien “bandido del compadre Isaías” hizo
pasar un aviso por la emisora: “se han extraviado dos señoritas sicodélicas”,
cuando la tía Amalia se enteró, ni para contarlo, estaba bien molesta…La tía
Amalia era muy querida por todos, todos le decían Tía Amalia, hasta los más
“churres”, a quienes nos contaba cómo eran los carnavales en sus tiempos y se
divertía de lo lindo cuando a uno le caía un baldazo de agua…Fue una mujer muy
noble, muy buena madre y amiga, les inculcó a sus hijos valores y les enseñó a
ser honrados, igualito que ella, a su esposo le exigió para que los chicos
vayan a estudiar…pero el tiempo se le vino encima, no sé cuántos de los que
ella ayudó a venir le fueron a visitar, tenía 98 años cuando el 14 de octubre
de este año se fue a “descansar” y a recibir “angelitos” que por mala o buena
suerte no llegaron a vivir. Se fue la mejor partera que Morropón haya tenido.
Pero, seguro está allá contenta, claro que sí, si allá arriba hay “harto”
morropano como para armar una jarana, que hasta a San Pedro lo han de hacer
bailar…