- agosto 29, 2017
- MORROPON
DON PEDRO ALVARADO
(SEMBLANZA)
José Luis Carlin Ruiz
(De mi libro “ENTRE ESPIGAS Y
PAÑUELOS”)
…Creo haber tenido nueve a diez
años la primera vez que le escuché hablar, a través de un programa en Radio
Juventud, hablaba de la cultura de Morropón, hablaba de cumananas y tonderos,
hablaba de historias y de tradiciones…
Llegó diciembre y animaba un programa navideño se trataba de un
concurso, los “churres” teníamos que ir a la radio, cantar o recitar algo
alusivo a la navidad, yo quería un juguete esa navidad y por un juguete yo me
atrevería a cantar y fui al programa canté aquel villancico que dice –“la
virgen se está peinando, entre cortina y cortina….”, y mi premio fue un
“perrito” de plástico duro, color amarillo de ojos saltones y en vez de patas
un par de ruedas para jalarlo como si se tratase de un carrito, muchos
“churres” estábamos ahí , casi me asfixiaban , pero yo ya tenía mi regalo…esa
tarde fue la primera vez que hablé con él cuando preguntó mi nombre….
Los años pasaron y crecía entre
“espigas y pañuelos” entre el canto de “chilalos” y de los “choquecos” en el
cerco del corral, entre el colegio y mi mundo aquel mundo que inventé para mi…
Recuerdo que ya estaba en la
secundaria y asistía a muchos eventos y ahí estaba Don Pedro Alvarado,
hablando, hablando mucho sobre historias y leyendas , sobre tonderos y
cumananas, escuchaba a la gente que estaba cerca de mí, decir: - se agarró a
hablar Pedro Alvarado, de aquí nadie lo para….”; pero ¿de que hablaba tanto don
Pedro?. De algo interesante debía de tratarse y si pues no era nada más que la
historia de un pueblo, si pues un pueblo sin historia, no tiene alma… parece
que la gente eso no lo entendía.
Empezaron mis primero pasos en la
vida pública entre actividades culturales, religiosas y políticas y ahí estaba
Don Pedro detrás de Maqui para que le done el terreno para la construcción de
la casa para Morropón, ¿La casa para Morropón?, si la casa para Morropón, la
casa para su cultura, la casa donde poder guardar todas sus reliquias
históricas, su baile, su cumanana: LA CASA DE LA CULTURA, ahí estaba Don Pedro
siempre pidiendo y este pedido lo venía haciendo ya desde la época del “Flaco
Rojas y es que Don Pedro siempre decía: :-“Morropón, espacio de importancia
geopolítica y cultural en el pasado, conserva hoy en día una privilegiada
ubicación espacial y cultural que justifican la construcción y organización de
un Museo y Casa de la Cultura en la capital distrital como parte de la ruta
turística regional que debe promocionarse tanto para recrear nuestra identidad
cultural como para ofertar cultura a peruanos y extranjeros…”
Don Pedro recorrió cada lugar del
distrito en la búsqueda de restos y vestigios que nos hablen de nuestro pasado
y los encontró.
Los primeros pasos se dieron: en
el gobierno del “Flaco Rojas”, se logró crear el Instituto de Cultura Distrital
de Morropón; en el gobierno de Maqui Ruiz, Don Pedro logró la donación de un
terreno para la construcción de esta casa museo, en un inicio decidieron que se
construya en las faldas de la “Loma de los Ricos”, pero por ser esta una zona
arqueológica se donó el terreno donde ahora emerge orgulloso este centro
cultural…
Cuantos problemas le traería esta
casa a Don Pedro, los gastos administrativos, pagos de servicios, pero nunca
desmayó, nunca abandonó la historia, la cultura de este pueblo, nunca descansó…
Por ese tiempo don Pedro era
juez, durante diez años ejerció este cargo y más de una vez fui testigo de su
manera de solucionar problemas, con su palabra campechana y su voz ronca
convencía al demandante y demandado para que conciliaran y vayan tranquilos a
casa. Don Pedro aprendió de don José del Carmen Lamadrid y doña Julia Merino
Carrasco, valores, virtudes y además le inculcaron un gran fervor religioso y
esto le permitió ser coordinador de la Zona Parroquial Eduardo Chapman… sus
actividades como juez entonces, las compartía con otros cargos: coordinador de
Educación, presidente del CLASS y otros cargos que la gente le confiaba…
Yo ya era conocido para él,
cuando se refería a mí decía:- “El chico Ruiz”… siempre cuando le iba a buscar,
abría la puerta doña Sara Molero , su esposa, y sonriente me invitaba a entrar…
don Pedro me recibía siempre, con su paternal sonrisa, con sus bromas e
historias y me quedaba ahí conversando con él mucho tiempo y para cada pregunta
que le hacía siempre había una respuesta, cada historia contada era para mí como
sumergirme en aquellas épocas cuando el ave Morro surcó los cielos de Morropón,
cuando el indio tallán adoró a la luna y corrió a esconderse cuando llegaron
los incas… cuando el inca luchó ante su enemigo español, y amé a Morropón, creo
que el mayor premio de haber conocido a Don Pedro fue aprender a amar a
Morropón…
Era el año 1998, yo había formado
una asociación de jóvenes que entre otras cosas trabajaría por la cultura de
Morropón y nuestro mejor aliado sería indudablemente don Pedro, y ahí estaba él
apoyándonos para realizar el concurso de conocimiento sobre la historia de
Morropón, se reunió hasta dos veces con los jóvenes, todos le escuchábamos
atentos y creo que todos en ese momento estábamos convencidos que Don Pedro no
hablaba por hablar, sino que tenía mucho que contar…. Prometió que en el
próximo taller nos contaría el porqué del nombre de cada calle de Morropón… la
próxima reunión tuvo que suspenderse: Don Pedro estaba delicado de salud….
Cuando me dediqué a pintar le
pedí hacer mi primera exposición en la Casa de la Cultura, estaba muy contento,
y me esperó muy temprano para que abriera la exposición y se emocionaba al ver
tanto niño, tanto joven, visitar la casa aquellos días –“ este tipo de cosas
deberían hacerse siempre, esto es cultura, me alegra abrir las puertas de esta
casa para que todos vengan…” y mientras esperábamos más público conversábamos
de sus cosas de historias reales e inventadas y se reía de sí mismo cuando
lograba que una historia inventada se vuelva real… “haz firmar el libro de
visitas…” que la historia recuerde que esta casa sirvió para hacer cultura”…
-“mira Ruiz, esta piedra la encontré allá en el Maray, tiene unos dibujos a
manera de petroglifos… acá está un mortero, mira, esto no valora la gente, acá
esta otra piedra tiene hasta ocho agujeros labrados… y acá están los huacos,
mira eran atrevidos los indios esos…y así entre bromas e historias se pasaban
las horas y él estaba feliz, se recostaba en la hamaca bajo “el huabo”,
-espérame- me dijo -ahora vuelvo- y se perdió entre las plantas y arbustos, no
vi por donde se metió pero cuando le llamé ya no estaba, al rato volvió a
aparecer y me dijo –¡ah no sabías esta! mira acá hay una puerta falsa… siento
que esta es mi casa acá me acostumbro mucho, me gustaría que siempre haya gente
y jóvenes como tú que les gusta la cultura que usen la casa…acá están unos
libros viejos mira lo que tienen, mira esta letra, bonita, pertenece al tiempo
del hacendado… acá hay otro pertenece a la primera cofradía de la Festividad
del Carmen, de pronto llegaba Kiko Sánchez y la “conversa” se hacía
interminable, Kiko Sánchez bromeándose , preguntando , discutiendo y así se
pasaban aquellos momentos inolvidables… “el tondero no es una danza, no tiene
coreografía, no se preparan ellos para cantar ni para bailar, fluye del alma,
déjate llevar por la música, no hagas “cojudezes”, le decía a un bailarín de
tondero, -simplemente párate y deja que la música empiece a sonar, el tondero
no es un baile erótico es saleroso, es elegante es señorial….
Aquella noche del 15 de noviembre
del 2003, se celebraba la X edición del Festival de Tondero y Cumanana, tuve la
oportunidad de ser Jurado calificador de cumanana, más que eso, aquella noche
tendría la oportunidad para decirle públicamente a Don Pedro: gracias por todo,
gracias por enseñarme a conocer y a amar a Morropón; yo estaba orgulloso de lo
que sucedería, sabía que a don Pedro le iba a gustar la sorpresa, y cuando me
llamaron caminé inseguro, emocionado, no era un costoso regalo, pero sabía que
para el significaría mucho y me paré ahí frente al público, empecé a hablar de
alguien a quien Morropón le debía su historia, de alguien a quien deberíamos
aplaudir de pie por su incansable trabajo, no sé qué sentía él mientras
observaba atento desde su asiento pero no dudó en ponerse de pie y venir hacia
mi cuando le invité a acercarse y entregarle lo que había hecho para él, caminó
emocionado y cuando cogió el micrófono, tembló su voz y lo primero que dijo al
ver el cuadro que pinté para él : - “ este muchacho me va a matar de un
infarto…” y alegre observaba el cuadro donde aparecía el Cerro de la Cruz, a un
costado una pareja bailando tondero, un bodegón y sobre el paisaje la Casa de
la Cultura, su gran sueño hecho realidad…
Gracias, me dijo y con su cuadro
en mano y orgulloso lo mostró a todo el público, mientras le acompañaba a su
asiento, el público le aplaudió de pie…ahora ese cuadro se conserva en la Casa
de la Cultura.
En el 2004 los jóvenes de la Mesa
Técnica organizábamos una feria cultural, era la primera feria y no dudamos en
que este evento tenía que ser dedicado a un grande, a un maestro, a Don Pedro
Alvarado y ahí estaba él, aquel 24 de julio emocionado al ver volar aquellas
blancas palomas en las manos de los niños, moviendo sus caderas las niñas ,
zapateando todos al ritmo de las guitarras y cajones, le entregué una cerámica
y un diploma como premio a su labor, para él más valioso fue el trabajo que
habíamos realizado y el hecho de habérselo dedicado a él, recuerdo sus palabras
–“sigue haciendo esto… algún día tal vez Morropón te dirá gracias…” y las
gracias se las di a él, por todo lo bueno que me había enseñado…- “algún día
este chico Ruiz será grande…” no sé, si llegaré a ser grande solo sé que como
morropano tengo una misión, una responsabilidad: no dejar nunca perder lo que
consiguió el maestro, don Pedro Alvarado Merino….
Un año, después un 03 de febrero,
cuando él tenía 79 años, volvería a hablar de él, cuando ya no escuchaba,
cuando ya no hablaba, cuando Morropón le despedía entre tonderos y cumananas…
- agosto 29, 2017
- MORROPON
MAQUI RUIZ
(Semblanza)
Melina Carrasco Ochoa (11 años)
Hablar de personajes ilustres en
Morropón es hablar de muchas personas que de una u otra forma han contribuido a
dejar en alto nuestro querido pueblo.
Yo voy a compartir la vida de un
gran hombre que surgió desde abajo, poco a poco el fue tratando de llegar muy
lejos, me refiero a Maximiliano Ruiz Rosales, el nace en Morropón un 2 de
septiembre hace 51 años, sus estudios primarios los hizo en la escuela 14648
“Hernán Mogollón Oyola”, la secundaria en el colegio Almirante Miguel Grau, sus
estudios universitarios los realizó en la Universidad Nacional de Piura en la
facultad de Economía..
“Maqui” como cariñosamente lo
conocemos, tuvo que pasar una serie de dificultades.
Fue profesor del Colegio
Almirante Miguel Grau. Fue alcalde de nuestro distrito durante tres periodos
consecutivos, logrando identificarse con la población y así mismo la población
con él, pus su gestión fue realmente de puertas abiertas, pues siempre
encontrabas en él un amigo más que una autoridad.
Debido a su gran capacidad, hoy
es director del CIPCA, un ONG que tiene mucha relación con los campesinos y la
ciudadanía.
Escogí a este personaje porque me
impacto por su forma de ser: sencillo, humilde, amigo y una sonrisa natural que
brinda desde su corazón, a pesar de ser una niña lo admiro por la manera cómo
ha ido surgiendo y sobre todo por que ayuda a mucha gente solidarizándose
El comparte sus experiencias no
solamente con gente peruana sino también del extranjero. Maqui nos da un
ejemplo de servicio, de entrega y de superación. Se pude llegara surgir con
empeño voluntad y sacrificio.
- agosto 29, 2017
- MORROPON
LA TÍA AMALIA CARAMANTIN
(SEMBLANZA)
José Luis Carlin Ruiz
Los “churres” correteábamos con
ramas de cuncún, matando mariposas, uno que otro descuidado se subía corriendo
por la vereda casi tumbando la mesita en la que había plátanos, limones y otras
ricas frutas, una dulce viejecita los corría a gritos con su voz quebrada por
el tiempo, reclamando por qué matábamos esos inocentes animalitos…Por la tarde
venía uno de los “churres” trayendo una
“soña”, para vendérsela a la tía Amalia y es que a la tía Amalia le gustaba
tener pajaritos, muchos pajaritos, que alegraban la casa cuando se quedaba a
solas…Pero la Tía Amalia no solo criaba pajaritos y vendía fruta, hacía el
mejor dulce del pueblo y ella tenía su historia, la historia que aquí les voy a
contar: La tía AMALIA CARAMANTÍN HERNANDEZ nació y creció en Morropón en una
casita ubicada entre la calle Piura y el Jr. López, el 10 de agosto de 1907. A
los 16 años se había quedado huérfana de padre y se comprometió con José
Trinidad López Orejuela con quien tuvo 14 hijos pero irónicamente el destino se
llevó a 7, y digo irónicamente porque ella salvaba vidas, pero espérense, esto
recién empieza, mi bisabuela Manonga era partera, muy famosa, ágil y sabia ,
pero ella tenía que tener una ayudante y pues ahí estaba la tía Amalia, que
entre 25 y 30 años ya hacía de asistente de partera, y se aprendió todos los
secretos de patera, y pues como cualquier mortal la bisabuela Manonga se murió,
pero ya para eso la Tía Amalia se sabía todos los secretos y empezó su tarea,
que doctor ni doctor la Tía Amalia era experta en esas cosas, no había churre
que se encapriche y no quiera salir de la “barriga”, ella lo sacaba a como dé
lugar y salían vivitos y coleando, ¿cuáles eran sus trucos?, no pues, ahí sí
que no les puedo contar, eran sus trucos y nada más, además se necesita ser muy
valiente para hacer eso. Tanta fama cogió la Tía Amalia que se recorría todos
los caseríos y pueblitos de Morropón, hasta una Señora de la Sierra que la
trajo Juan Montenegro Prieto le salvó la vida, a la pobre Señora se le había
muerto el feto y ya tenía como tres días ahí adentro, pero la Tía Amalia no
conocía imposibles y sacó a la pobre criatura, la madre se salvó. No había
bisturí, ni nada de eso bastaban unas hierbas, aceite rosado y otras cosas para
su trabajo. Para esos tiempos ya había llegado a Morropón el Doctor Arámbulo y
las mujeres no querían nada con él, entonces al Doctor no le quedó otra que
hacerla sus asistente y la llamaba cuando habían partos difíciles; el Padre
Eduardo Chapman también acudía a ella y se la llevaba en la camioneta para
visitar a las mujeres de los caseríos para ayudarles a traer nuevos niños al
mundo, una vez le trajo a una señora que se le habían salido sus “partes”, ella
desinfectándose bien las manos la volvió a la normalidad, la pobre mujer dicen,
estaba medio trastornada y se había escapado del hospital, al poco tiempo
regresó buena y sana a darle las gracias a la Tía Amalia. Otra señora que
estaba internada en el Hospital de Piura, pidió que la traigan con la Tía
Amalia diciendo: “si muero, que sea en las manos de mi Comadre Amalia, y
tuvieron que traerla pues, y no murió, la Señora tiene como seis hijos y pues a
todos ellos los ayudó a nacer la Tía Amalia, no es que se exagerado pero la tía
Amalia ayudo a traer más de 1200 niños, a lo mejor usted que está leyendo, fue
uno de ellos, hubo una niña que ya casi se moría de asfixia, pues el cordón
umbilical se le había enredado al cuello , solo a la Tía Amalia se le habría
ocurrido coger un pollo por el pico y ponérselo en la boca, fue como si el
pollo le pasara su aliento a la pobre niña. Ah y ahí no queda todo, la tía
Amalia se encargaba de buscarle el nombre a la niña o niño y es más antes de
que nazcan ella ya sabía si sería varón o mujer y hasta te decía si era mujer
“machona” o no. “Va a ser bien machona esta muchacha…” decía con su voz
quebrada por el tiempo… ella era comadre de todo el mundo, tiene ahijados por
todos lados… ¿y el pago?, en ese tiempo no había tarifa, la gente pagaba a su
voluntad, o le daban a cambio ajos, cebollas, granos, menestras o lo que
tengan…La tía Amalia tenía 89 años cuando ayudó por última vez a traer a este
mundo a un niño…Seguro que usted está pensando que solo eso le gustaba hacer a
la tía Amalia, no pues usted está equivocado, aparte de componer lisiaduras y
torceduras, a la tía Amalia le encantaban las fiestas, en ese tiempo no había
mototaxis, pero eso no era problema, la Tía Amalia se escapaba con su comadre
María Jiménez, con el compadre Isaías Morante y Pedro Ruiz a jaranearse de lo
lindo, le gustaba bailar su marinera, como buena morropana también bailaba sus
tonderos su preferido era El Huaquero Viejo y no faltaban los sanjuanitos:
“aquí tengo real y medio, me lo voy a malgastar”…, la jarana era a lo grande
pero había mucho respeto y al regreso, ellos las acompañaban: “ya compadre
hasta aquí no más”…Una vez se escapó con su comadre María Jiménez, les gustaba
vestir una ropa “bien colorida” y el bien “bandido del compadre Isaías” hizo
pasar un aviso por la emisora: “se han extraviado dos señoritas sicodélicas”,
cuando la tía Amalia se enteró, ni para contarlo, estaba bien molesta…La tía
Amalia era muy querida por todos, todos le decían Tía Amalia, hasta los más
“churres”, a quienes nos contaba cómo eran los carnavales en sus tiempos y se
divertía de lo lindo cuando a uno le caía un baldazo de agua…Fue una mujer muy
noble, muy buena madre y amiga, les inculcó a sus hijos valores y les enseñó a
ser honrados, igualito que ella, a su esposo le exigió para que los chicos
vayan a estudiar…pero el tiempo se le vino encima, no sé cuántos de los que
ella ayudó a venir le fueron a visitar, tenía 98 años cuando el 14 de octubre
de este año se fue a “descansar” y a recibir “angelitos” que por mala o buena
suerte no llegaron a vivir. Se fue la mejor partera que Morropón haya tenido.
Pero, seguro está allá contenta, claro que sí, si allá arriba hay “harto”
morropano como para armar una jarana, que hasta a San Pedro lo han de hacer
bailar…
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